LÍNEA 2 DE METRO VALPARAÍSO PARA QUINTERO: Acto
de justicia y apuesta por el desarrollo
Sr. Director:
Mucho se ha hablado últimamente de los
episodios críticos de contaminación ambiental que han afectado, desde hace ya
más de 40 años, a las comunas de Puchuncaví y Quintero, al punto que el alcalde
de esta última comuna ha considerado adoptar drásticas resoluciones (como
suspender las clases de educación física en su comuna e, incluso, emprender
acciones judiciales en contra del Estado por algo que, en sus propias palabras,
sólo podría calificarse como “genocidio”). Sin embargo, existen otros tipos de
vicisitudes y violencias que, a diario, deben tolerar los habitantes de
Quintero y alrededores, de un modo tan dramático, cruel y cotidiano como la
antes descrita.
Desde hace ya al menos 3 años las tarifas del
transporte público de pasajeros entre Quintero y las comunas de Viña del Mar y
Valparaíso se han visto incrementadas en promedio unos $200 con cada cambio de
calendario. Hoy en día deben desembolsarse más de $1500 por pasaje para
transportarse en uno u otro sentido, dentro de la misma área intercomunal metropolitana,
a bordo de buses autodenominados “rurales”. En comparación con los no más de
$450 pesos que cuesta un pasaje en un bus del sistema TMV entre Playa Ancha y
Concón, el costo de transportación para los quinteranos deviene en una espiral
de discriminación y segregación tan violenta como los picos de polución
atmosférica.
Aún más, las crecientes voces sobre abusos por
parte de los operadores de dichos servicios, un oligopolio en el cual la
empresa Sol del Pacífico es hoy el agente dominante y excluyente de cualquier
competencia efectiva, traducidos en actos tan deleznables como dejar varados a
jóvenes estudiantes a mitad de su trayecto, en Concón u otra parte del camino,
adherido al incremento de las tarifas mencionado al principio y a la
persistencia temeraria por sostener una falacia intolerable.
Esto último, dado que, a diferencia de otros
servicios de trayecto superior a 50 kilómetros que efectivamente salen de la
Intercomuna porteña hacia Quillota, San Felipe o La Ligua; tales recorridos
(originados por la extinta línea 75 Forestal de los Taxibuses urbanos de Viña
del Mar y, luego, apartados y efectivamente monopolizados por Sol del Pacífico
hacia la década de 1990) no abandonan en ningún momento el área definida como
“Gran Valparaíso” por el artículo 7° del Plan Intercomunal de 1965 (Decreto 30,
01-03-1965, Obras Públicas).
Aún más, lo anterior se ve reforzado tanto por
la proliferación de urbanizaciones en sectores intermedios entre el cruce Valle
Alegre de la ya colapsada ruta F-30E y el río Aconcagua (con especial interés
en Santa Julia, Mantagua y Dumuño) como, en particular, por la ratificación de
vastos sectores de la comuna de Quintero (como, p.ej., una franja de densidad
media-baja al pie del campo dunar de Ritoque) para servir a la expansión urbana
de la metrópoli, según reza el recientemente aprobado PREMVAL (Plan Regulador
Metropolitano de Valparaíso).
En términos sencillos, no podría haber un
servicio “rural” entre Quintero y Valparaíso, puesto que, perdonando la
exclamación, “¡Quintero también es Valparaíso!”.
Ante estos antecedentes, y en vista de la
magnitud del escenario descrito, se torna urgente la adopción de ciertas
medidas a fin de detener, por un lado, la sangría financiera que muchas
familias han de soportar a diario para transportarse dentro de su propia
metrópoli, como, el verdadero “apartheid
de hecho” que se viene configurando, encerrando a la población de Quintero y
sus alrededores dentro de su polucionada zona, impedidos sus habitantes de
acceder adecuadamente a la oferta cultural, educacional, comercial, sanitaria y
laboral de la metrópoli, además de la realización de trámites básicos no
disponibles en Quintero y que, obligadamente, han de realizar en Viña del Mar y
Valparaíso.
En este sentido, la introducción de servicios
licitados del TMV (Transporte Metropolitano de Valparaíso) a la cobertura de la
zona de Quintero y sus alrededores permitiría frenar en el corto plazo buena
parte de la sangría económica que conlleva transportarse hacia las comunas
principales de la metrópoli, además de garantizar continuidad dentro y fuera de
la extensa comuna más allá de las 22:00 (hora en la cual dejan de circular los
actuales recorridos “rurales”, dejando varado a quien requiera movilización
urgente hasta las 05:30).
Sin embargo, esta iniciativa sólo cubriría la
emergencia inmediata, siendo insuficiente en el futuro, principalmente, al
haber sólo una vía de entrada y salida entre Quintero y Concón: la ruta F-30E
(cuya sola posiblildad de entregarse en concesión ha generado fuertes
resistencias al ser la única vía liberada de borde costero existente). La
construcción de una nueva avenida costera al pie de las dunas de Ritoque ha
sido contemplada tanto en el PIV de 1965 como en el PREMVAL, mas no se ha
ejecutado ningún proyecto al respecto, siendo hoy todavía muy precario el
acceso a Quintero, Loncura, Ventanas y sus alrededores.
En este sentido, la construcción de la Línea 2
del Metro de Valparaíso, extendida esta desde Quintero hasta Viña del Mar,
pasando por Concón y Reñaca, no sólo aparecería como una atractiva iniciativa
para abordar al problema de conectividad general en el eje litoral Norte-Sur, a
la vez que se da impulso al anhelo de expansión urbana sustentable del PREMVAL.
La óptima utilización y mejoramiento de la
franja ferroviaria existente al pie de las dunas de Ritoque (junto con la
restauración de su terminación en Quintero, que vio las vías levantadas hacia
1985) permitirían dar excelente conectividad tanto a la comuna como al resto
del Litoral Norte de la región, por medio de servicios de acercamiento con
tarifa integrada, tal como existen hoy hacia Quillota y La Calera desde la
estación Limache del Merval.
A modo de ejemplo, los más de $1500 que un/a
quinterano/a cancela por sentido para ir a Viña/Valparaíso, palidecen frente a
los $744 o $1182 que un/a limachino/a o quillotano/a deben enterar en hora alta
para terminar su viaje en la hoy remozada Estación Puerto del Merval sea, en un
caso, de modo directo o, en el otro, por medio de servicios con integración
tarifaria (de igual modo a como en Santiago viene realizándose desde 2007).
Un modelo de ésta clase podría aplicarse desde
las terminales ferroviarias de Quintero hacia los sectores vecinos del Litoral
Norte de la región. No bastaría con sólo cubrir Quintero con buses
alimentadores desde Concón dadas las condiciones viales ya descritas
anteriormente. Unir Viña del Mar y Quintero por vía férrea directa, además de
ser un anhelo que viene incubándose desde fines del siglo XIX, sería un acto de
justicia y una apuesta por el desarrollo tanto de esta comunidad, como del Gran
Valparaíso y del resto de la Nación.
VÍCTOR GABRIEL CONTRERAS ARENAS
2 comentarios:
LO ENCUENTRO GENIAL ESTOS USUREROS DEL SOL DEL PACIFICO TE AMARGAN LA VIDA ,LOS BUSES (ALGUNOS)SON COMO EL CULO OYALA RESULTE ESTO DEL METRO ASI ESTOS HIJOS DE PUTA DE LA SOL DEJEN DE CAGARSE A TODOS EN QUINTERO ..............
realmente a 2 años que ha escrito esta carta es una realidad aún, una pena!!!
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